miércoles, 22 de septiembre de 2010

Si el agua es gratis, ¿por qué la compramos embotellada?

Por Carlos Salas


Hace veinte años, casi nadie en este planeta (al menos en Occidente) bebía agua embotellada. Bastaba abrir el grifo y poner la boca para saciarse. Era sano. Pero ahora que el agua de grifo es incluso más sana, todo el mundo contamina el medio ambiente con botellas de plástico.
Seamos sinceros. Mucha gente pide agua en botella en los restaurantes porque no quiere que le tomen por pobre. Salvo que el agua contenga demasiado cloro, casi nadie es capaz de distinguir el agua embotellada de la de grifo, al menos en Madrid.
Pero millones de personas siguen demandando diariamente este líquido, y, lo peor, pagando por él unos precios exorbitantes.

El agua no es un producto que sea gratuito. Pagamos por ella para que salga de la ducha, para lavar platos. En concreto, una familia puede pagar entre 10 y doce euros por diez metros cúbicos de agua al mes. Eso representa un euro por metro cúbico, es decir, un céntimo por un litro pues un metro cúbico contiene mil litros.

Casi gratis
¿Un céntimo por un litro?Si lo trasladamos al precio de los restaurantes, el resultado deja boquiabierto: pagamos entre 0,50 y dos euros (como poco) por una botellita de 250 centímetros cúbicos.

Es verdad que estamos pagando el embotellado, el etiquetado, la manipulación, el traslado y los intermediarios. Pero, ¿cómo es posible que algo que cuesta 0,01 euros por litro, llegue a nuestras manos dentro de una botella por un precio enorme?

Un gran negocio
Según una información publicada por El País, en 2008 se consumían en España unos 5.600 millones de litros de agua embotellada al año, lo que nos pone en la tercera posición en Europa en consumo. También en contaminación, porque el envase en la mayoría de los casos de de plástico, una de las materias más contaminantes del planeta.

El negocio, según Aneabe, la patronal de empresas de envasado, mueve más de 1.000 millones de euros al año. ¿Por qué se consume cada vez más agua embotellada? Aquí viene la paradoja: porque la gente se cuida cada vez más y porque se tiene la idea de que el agua embotellada es más sana, más mineralizada, más natural.

Es igual de sana
Pero, salvo casos extraordinarios, las plantas de suministro público de agua son tan fiables como las embotelladoras privadas, incluso más seguras. La prueba es que la mayoría de los españoles bebe agua de grifo, y que se sepa, no nos hemos muerto por hacerlo.